Mariscales de campo de sillón

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Jun 17, 2023

Mariscales de campo de sillón

Michaele Duke Todos nosotros, los mariscales de campo de sillón, creemos que lo sabemos todo. Viendo un vídeo captado por algún espectador de una pelea entre un oficial y un borracho, opinamos sobre cómo

miguel duque

Todos nosotros, los mariscales de campo de sillón, creemos que lo sabemos todo. Viendo un vídeo captado por algún transeúnte de una pelea entre un oficial y un borracho, opinamos sobre cómo se debería haber manejado la situación. Somos los expertos. Nos hemos entrenado mentalmente para estos escenarios muchas veces.

Soy culpable. Soy uno de esos expertos secundarios. Miro los videos y todos los programas de la vida real (Forensic Files, The First 48 Hours) para tener información privilegiada sobre la vida detrás de escena de los policías, los servicios de emergencias médicas, los defensores de las víctimas, el 911, etc. Tengo una idea bastante clara de lo que haría si el último crimen ocurriera bajo MI supervisión.

Eso es lo que pensaba hasta que me inscribí en la Academia para Ciudadanos del Condado de Williamsburg, un curso “detrás de la insignia”. El sheriff Stephen Gardner y su equipo organizaron la clase de ocho semanas que exploró (a veces de manera sorprendente) el trabajo diario de nuestros socorristas y departamentos relacionados. Los ciudadanos debían presentar su solicitud y no tener antecedentes penales. La clase, por cierto, estaba llena.

Las clases fueron impartidas por expertos, ya sabes, los que participan en el mundo real de situaciones entre malos y buenos, trabajando demasiadas horas y presenciando todo, desde las consecuencias de un homicidio hasta el abuso infantil. Los temas incluyeron actividad de pandillas, la división K-9, servicios para víctimas, preparación para emergencias, drones e investigación de la escena del crimen, por nombrar algunos.

Los estudiantes tampoco recibieron una versión diluida. Los escenarios prácticos incluían un simulador que te coloca al frente y al centro con los malos (y los buenos) viniendo hacia ti. Con un arma de fuego (simulador) en mano, tenías que lidiar con una situación en constante cambio mientras tomabas decisiones en una fracción de segundo que podrían salvar tu vida y la de quienes te rodean. La mayoría de nosotros fracasamos más de una vez. En un escenario de abuso doméstico, eventualmente respondería ante un jurado por herir fatalmente a un hombre inocente. Hasta aquí el quarterback de sillón.

Después de visitar el centro de comunicaciones del 911, donde llegan miles de llamadas (sí, dije miles), se nos asignó la tarea de actuar como despacho/patrulla. En lugar de describir la escena, la oficina del sheriff publicó en su página de redes sociales un video muy breve que muestra el caos que ocurre cuando civiles inexpertos toman el control. Sí, fui un ejemplo perfecto.

También participamos en varias demostraciones con las unidades K-9. Tienen un rastreador y un perro antidrogas. Con permiso, puedes saludar al rastreador K-9, pero no lo intentes con el perro de narcóticos. (Casi) lo descubrí por las malas. Durante un simulacro de parada de tráfico, el agente le decía al conductor que saliera de su vehículo. Mientras lo hacía, el ayudante Fur Missile (no es su nombre real) ladraba y estaba listo para atacar.

Me había colocado a unos 40 pies de distancia y me había apoyado silenciosamente contra una pared para poder capturar la interacción con mi cámara. Sin embargo, la dinámica cambió cuando el Sr. Misiles decidió centrarse en mí. El diputado estaba plenamente consciente y me dijo algo (no tengo idea de lo que dijo porque estaba aterrada). Una oleada de ansiedad se apoderó de mí cuando asumí que mi brazo parecía un jugoso chuletón para el gran malinois belga. Rompiendo el contacto visual (al menos yo sabía cómo hacerlo) me deslicé de regreso a la seguridad del grupo, rezando para que Missile dirigiera su mirada hacia el verdadero sospechoso. Gracias a Dios que lo hizo. ¡Buen día!

La semana siguiente aprendimos sobre la violencia doméstica y luego, por alguna razón, nos lanzamos directamente a beber y conducir, lo que incluía cómo funciona una prueba de sobriedad. Para hacer las cosas interesantes, el Sheriff Gardner repartió estas gafas que te convierten en un borracho cuando te las pones. Llevé un par que simula un nivel de alcohol en sangre de .06 (es decir, tres martinis de limón). Estaba tambaleándome por todos lados. Olvidé contar mis pasos. Incluso intenté retener al Sheriff. Fallé. En la vida real voy a ir a la cárcel.

Semana siete y estamos fallando pruebas de sobriedad y atropellando gente. ¡No precisamente! Nos ordenaron conducir un carro (mientras el sheriff controlaba la velocidad) a través de una hilera de conos a los que cariñosamente nos referíamos como peatones. No pensé que había golpeado ni un solo cono; Atropellé a siete. En la vida real creo que eso es homicidio involuntario.

La última semana del curso participamos en el proceso judicial que incluyó un juicio simulado presidido por el juez retirado William Driggers. Después de observar dos escenarios, podemos ver que los agentes del orden público tienen que tomar decisiones en situaciones anormales. Son los servidores públicos que trabajan duro día tras día para hacer que nuestra comunidad sea segura. Además, si alguna vez se le da la oportunidad de servir como jurado, aprovéchela.

Después del simulacro de juicio lo celebramos con una graduación y recibimos algunos obsequios interesantes. Mirando hacia atrás, me alegro de que la Academia de Ciudadanos no fuera la vida real. Teniendo en cuenta mi decisión rápida en el simulador hace unas semanas, me habrían despedido en mi primera semana de trabajo, pero peor aún, estaría en la cárcel por mucho, mucho tiempo.

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